todo parece muy bonito pero vamos a lo importante, ¿Cuánto cuesta un coche de rally?
Un coche de rally es por definición, un prototipo construido de manera artesanal puesto que es diseñado y desarrollado por una marca y se fabrican muy pocas unidades y nunca de manera masiva como los vehículos de serie, especialmente si se trata de los pertenecientes a la categoría de los World Rally Car. Esto hace que además sean exclusivos y al aplicárseles generalmente las tecnologías más avanzadas los convierten en vehículos muy caros y costosos de fabricar. El precio de un WRC puede rondar los 600.000 €, lo mismo que un superdeportivo de serie. Lo más caro es la electrónica, que puede alcanzar los 200.000 €, teniendo en cuenta la multitud de sensores (hasta el centenar), la centralita, los diferenciales y el cableado que deben soportar altas y bajas temperaturas, polvo y agua. El motor puede costar unos 90.000, donde se tiene en cuenta tanto la construcción como la puesta a punto, la transmisión con un precio similar a los de serie y la carrocería que puede alcanzar los 60.000. Esta última se encarece principalmente por las horas de trabajo que conlleva cortar y luego soldar alrededor de la jaula de seguridad. El resto de elementos de un coche de rally tienen precios más asequibles y similares de los de serie, como las llantas (350 €), parachoques (500 €), frenos (14.000 €) o intercooler (2.500 €). La principal razón del alto coste de un vehículo de rally es el trabajo que constituye desarrollarlo, puesto que todas las piezas son diseñadas exclusivamente para la competición y no pueden aprovecharse luego para los vehículos de serie. Los ingenieros trabajan en cada pieza por separado que conllevan un desarrollo especial en muchas ocasiones de manera artesanal. Los fabricantes construyen unidades muy limitadas, por ejemplo Citroën construyó solo 40 unidades del Citroën Xsara WRC con sus correspondientes recambios, desde 2002 a 2006. Además de los oficiales los pilotos privados también pueden disponer de los WRC, alquilándolos a unos precios que rondan los 300.000 y 500.000 €. Además de los World Rally Car existen otras categorías de vehículos menos competitivos pero con precios más bajos. Los Super 2000 rondan los 200.000 €, con menos electrónica que los WRC, o los grupo N, vehículos más asequibles y con menos preparación, que cuestan entre 90.000 y 100.000 €. Un ejemplo de estos es el Mitsubishi Lancer Evo VIII, que a modo de comparativa, su versión de calle ronda los 40.000 €.
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